Locura. Sentada como un árbol sobre sus raíces, el jersey negro acariciando mis muslos desnudos sin que yo me dé cuenta, los ojos dormidos abiertos... y la lluvia cantando sobre el cristal de mi ventana, llamándome para que salga y la bese en la boca. Intento resistirme a su canto de sirena, porque es locura lo que siento creciendo con cada nota, con cada escalofrío en mi piel estremecida. Locura. Pero no tiene sentido resistirse a algo que ha habitado el mundo antes que los sueños,antes que la tierra, antes que las nubes mismas.

Y aquí estoy, mis ojos despiertos cerrados, hundida en un mar de lluvia, mi jersey negro chorreando sobre los muslos desnudos sin que yo me dé cuenta, sentada como un árbol sobre sus raíces... y la lluvia lamiendo mi cuerpo con su lengua cristalina, cantándome al oído sus palabras de fuego. Intento resistirme a sus versos de ninfa, pero es locura lo que siento creciendo con cada sílaba, con cada gota en mi piel mojada. Locura. Pero no tiene sentido resistirse a algo que ha habitado mis sueños antes que el futuro, antes que la risa, antes que las nubes mismas.

Y aquí estoy, caminando como un ángel sobre su reino, mi jersey negro olvidado sobre una silla mojada sin que yo me dé cuenta, los ojos helados ardiendo... y la lluvia jugando sobre mi piel de seda blanca, dibujando con los dedos en mi cuerpo desnudo. Ya no intento resistirme a sus besos de dama, porque es locura lo que siento adueñandose de mí con cada caricia, con cada beso sobre la hierba empapada. Locura.

Porque no tiene sentido resistirse a algo que te posee con la fuerza de un amante, y te limpia por dentro con su fría ansiedad. Temo el final de tan ansiado baño de lluvia, la brisa envidiosa intenta robarme sus besos, y la lluvia va muriendo, su ardor apagado, su tarea terminada, se retira a sus aposentos como la dama que es, y se despide de mi cuerpo desnudo y frío con su indiferencia.

Adios; vuelve pronto. Escríbeme. Y se va. Locura.

2 susurros:

Ninguna demencia aparece en lo escrito aquí.

Acaso la rectitud mental del habitual estado humano no sea más que locura.

Locura por despegarnos de la naturaleza, por no tocarla, siquiera acariciarla de lejos, pues lejos es donde la hemos colocado, a través de tantas interferencias. Hemos dejado nuestro mundo presa de intermediarios con el propio mundo... no interactuamos con la Madre Naturaleza, simplemente la combatimos, cuando no la eliminamos.

Tu baño de lluvia implica que has recuperado (si la habías perdido) el juicio en los brazos del agua.

Llevo días para contestarte, Anónimo (ya que no puedo llamarte de otra forma)...

No podría estar más de acuerdo contigo, y de hecho hace años escribí algo sobre ello... aunque creo que nunca llegué a perderlo del todo, alguna vez se me olvidó mantener el juicio a este respecto. Imagino que a fuerza de ver caras extrañadas cuando salía a pasear bajo la lluvia o me negaba a llevar paraguas... Igual que dejar de saltar en charcos para parecer adulto, imagino...

Gracias por visitarme y aún más por comentar. Un saludo.

Publicar un comentario

Con la tecnología de Blogger.

No te vayas...

Este blog se alimenta de mis palabras tanto como de tus susurros, así que regálame una sonrisa: déjame un comentario antes de irte... y vuelve!

Almas amigas